De qué ateneos de sombra, de qué lejos, de qué extrarradio
ciego me llegaste. A qué pálido otoño dan tus senos: quiero decir el tiempo,
esta ciudad tan nuestra, todo lo que insistiendo, depurándote, ha perfilado en
ti un cabello que es como el argumento de una tarde.
Quiero insistir en esto, los recuerdos, los amigos comunes,
nombres solos, y saber por qué plazas madrileñas, por qué salas de cobre, por
qué patios nos buscábamos y nos desencontrábamos, hasta que cantó el aire del
viaje y en ciudades obscenas trasnochó ya tu voz como las aves.
En el perfil antiguo y tan sagrado, una risa de barrio, ese
tono trivial, tu burla niña, los deletreados dientes de tu beso y ese dorado en
motas que te ha quedado al paso. Por qué red de teléfonos y de sangre, por qué
sueños, hasta quedar desnuda en mi tristeza.
Digo yo si la tarde o esta ropa, esta tan breve ropa en que
te beso, donde tu cuerpo cupo siempre huyendo, y por qué carreteras hacia nada
nos llevaba una prisa hacia el fracaso. Luego figuras agrias en el cielo, tus
orejas de lámina vívida, y mi boca en tu cuello, abrevándote.
A qué otoño, repito, dan tus senos. A qué pálido tiempo de
abundancias, y el dibujo incompleto de tu cuerpo, las piernas decididas como
diosas, la soledad aguda de tus pies. Mira el sol en los libros, mira la negra
máscara del mundo, estelas de un viaje que doran esta casa, y reina en el
hastío y el perfume que para ti despliego como un día.
Amo lo que en ti suena a niña lista, eso que tienes de puñal
cansado, cómo puedes herir, fumar, besarme, mientras un odio bello te
decora. Y esta ropa tan breve, esta rapiña que perfuma mi sombra, huele a
tiempo y me sabe a tu infancia mientras huyes desnuda, en tu traje de robo y de
tabaco.
Francisco Umbral - Mis paraísos artificiales
No conozco a este escritor, pero me gustó mucho. Tampoco sé si se trata de un fragmento de algo más grande. Pero me animo a decir que es poesía en prosa... Buena elección!
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