14 de diciembre de 2011

I'm going in




No estoy acostumbrada a ese tipo de micrófonos, así que uso este.
Quiero contarles una historia que me contó mi padre. Mi padre es un gran contador de historias, él no sólo cuenta historias que escuchó, sino que cuenta historias en las que ha pensado por muchos, muchos años. Entonces, esta es la historia que él me contó:
Cuando somos concebidos aparecemos en el vientre de nuestra madre como un pequeño, infinitamente pequeño haz de luz. Un haz de luz que aparece en medio de ese oscuro espacio, que es tan oscuro como una noche infinita, en el que sólo hay silencio y oscuridad. Y el tiempo no existe en ese lugar y tenemos la sensación de haber estado en ese lugar durante miles de años.
Pero lentamente vamos creciendo. Y a medida que crecemos, poco a poco, comenzamos a tener sensaciones y empezamos a ser capaces de tocar las paredes del lugar en el que nos encontramos.
Y lentamente comenzamos a escuchar ruidos, a sentir los golpes y las vibraciones del cuerpo de nuestra madre; moviéndose, caminando, corriendo, hablando y haciéndonos oír su voz.
Entonces seguimos creciendo y finalmente, ese lugar que en un principio se sintió tan infinitamente grande, se vuelve cada vez más y más incómodo. Y pronto tenemos que nacer.
Y mi papá me dijo que el momento del nacimiento -él me dice que recuerda el momento de su nacimiento, y yo le creo- es una experiencia tan violenta y caótica, que en ese momento el que va a nacer piensa: Me estoy muriendo! Este es el fin de mi vida!
Y después… Qué gran sorpresa. Salimos. Y ese es recién el comienzo de nuestras vidas.
Y al principio somos muy pequeños y el mundo nos parece infinitamente grande. Y lentamente comenzamos a usar nuestros sentidos y aprendemos a tocar los contornos y las paredes de nuestro nuevo hogar. Y aprendemos a usar nuestros ojos, los oídos y nuestro tacto.
Pero a veces, mezclados con todos los sentimientos, sensaciones y sonidos de esta vida, escuchamos sonidos y sentimos golpes que vienen de afuera de esta vida. Y ese otro exterior, es un exterior que es como el otro lado de una finísima pared casi transparente, que puede ser atravesada por sonidos que llegan a nuestras vidas. Y empezamos a escuchar cosas casi como memorias o como recuerdos de algo. Y entonces, finalmente crecemos tanto que este cuerpo se vuelve muy incómodo también… Y tenemos que morir. Entonces pensamos para nosotros mismos otra vez: Ya está, esto es el fin! El fin de mí vida!
Pero mi padre dice que la muerte es sólo el momento en el que atravesamos esa fina pared transparente. Algo que ya hicimos antes, para ir a vivir otra vida. Y él también dice que de la misma manera en que lo hicimos en el vientre, desarrollamos órganos increíbles y milagrosos, a los cuales no les damos ningún uso cuando estamos dentro del vientre. Son completamente inútiles, porque son para después.Y mi padre dice que de la misma manera, durante esta vida, también estamos desarrollando órganos que no estamos usando, o que usamos muy poco. Y eso puede parecernos muy extraño y no sabemos realmente qué hacer con esos órganos, pero están ahí para más tarde.
Voy a cantar una canción, que es más o menos cómo imaginé lo que pasa después. Yo no soy una pianista, he sido demasiado caradura para atreverme a tocar este hermoso piano. Entonces, si cometo algún error, no significa que esté pasando algo muy terrible. Esta canción se llama: Voy a entrar.

Lhasa de Sela

5 de diciembre de 2011

La espera


Estoy esperando a alguien que no conozco
Que conocí y no viene
Que llega pero no sacia
Que sacia pero se va
Que se va y no vuelve

Y comienza la espera, que tiene forma de carta que no llega
De teléfono, que no suena
De timbre, que nadie toca
De puerta, que no golpean

Te espero como enfermo para curarse y un soldado la licencia
Como escolar el fin de curso y obrero el día de fiesta
Te espero con la fantasía de un niño, con la ilusión de miles de jóvenes
Con desesperación al sentir que envejezco y con la seguridad con que espero la muerte
Y te espero, con la angustia del insomne, con ansiedad y con miedo
Con el recuerdo que se desdibuja
Como alguien que fue herido y pide que le alivien el dolor

Y cuando ya parece que lo esperado no viene, lo esperado llega
Pero nunca, nunca lo que llega es igual a lo esperado
Lo esperado siempre es mejor
Entonces la espera termina para dejar lugar a una nueva espera
Estoy esperando a alguien que no conozco

Hugo Finkelstein