30 de octubre de 2011

Si vas a intentarlo, ve hasta el final

Si vas a intentarlo, ve hasta el final
De lo contrario no empieces siquiera
Tal vez suponga perder novia, esposa, familia, trabajo, y quizá la cabeza
Tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días
Tal vez suponga helarte en el banco de un parque
Tal vez suponga la cárcel
Tal vez suponga humillación
Tal vez suponga desdén, aislamiento…

El aislamiento es el premio, todo lo demás es para poner
a prueba tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo
Y lo harás, a pesar del rechazo y de las ínfimas probabilidades
Y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar

Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No existe una sensación igual
Estarás solo con los dioses y las noches arderán en llamas
Llevarás las riendas de la vida hasta la risa perfecta
Es por lo único que vale la pena luchar

Charles Bukowski

17 de octubre de 2011

Sinuhé, el egipcio

Facundo Cabral, hablando en una de sus últimas entrevistas, sobre el libro de Mika Waltari, “Sinuhé, el egipcio”.

"…Porque estuvo conciente que somos seres que estamos solos y de vez en cuando compartimos algún sueño o alguna desgracia. Pero en el fondo, a la noche te vas a ir a tu cuarto y te vas a acostar vos sola con tu esqueleto. Porque dijo una fase que para mí fue extraordinaria, porque lo leí en la adolescencia, una frase que la sentí tan cierta, tan verdadera: “Solo vine y solo miré…”
Podríamos agregar: en el medio quedó un bullicio que algunos siguen llamando “vida”
La vida es un pequeño bullicio entre dos grandes silencios. Venimos del silencio y del vacío y volvemos al silencio y al vacío…"

El escritor que vivió en tres siglos




No diré que tu frente es de diamante
ni tus labios dos límpidos rubíes
ni los dientes que muestras cuando ríes
dos hileras de perlas de Levante...

No diré que fulgura rutilante
el zafir de tus ojos si sonríes
ni que es oro el cabello con que engríes
el alabastro de tu tez fragante...

No lo diré jamás; porque yo quiero
que sepas que soy bardo y no joyero;
y que sepas también para tu gloria

que pesado tu ser en santa calma
prefiero a tu belleza transitoria
la suprema belleza de tu alma.



Aquí un fragmento de una entrevista de Hernán Casciari, a este incomparable escritor argentino:

… Me repitió, sin vergüenza, lo que no se cansaba de decir a todo cristo desde hacía ya mucho tiempo: que quería ser el único escritor del mundo en vivir tres siglos:
-Nací en el diecinueve -enumera- estamos en el veinte, y no tengo interés en morirme hasta el ventiuno.
Deseé con todas las fuerzas de mi alma que pudiese conseguirlo, y se lo dije. Envalentonado (porque el tema lo había sacado él) me animé a preguntarle entonces por el truco. Cómo era capaz de vivir tanto y tener, además, las ilusiones intactas.
Entonces se levantó. No le costaba caminar, pero sí incorporarse. Y volvió con un álbum y un periódico. Buscó una foto en el álbum y me la mostró. Era, me dijo, un daguerrotipo, la prehistoria de las fotografías. Vi a unos quince o veinte escolares de seis o siete años, posando en la escuela rural General Belgrano.
-¿Usted podría adivinar cuál soy yo? Me reta.
Hice dos intentos fallidos, señalando cabezas de niños idénticos, mientras él me miraba con picardía y negaba. Me rendí. Entonces, sin señalar a ninguno, me dio una pista muy fácil:
-Si se fija bien, uno solo de estos querubes está sonriendo. Era verdad: había un niño, un poco cabezón, a la izquierda de la imagen, que miraba la cámara con alegría; los demás, en cambio, parecían espantados.
-Ahora mire esta otra foto, me dice, y me muestra una página cultural de “La Voz del Interior” con fecha reciente. Estaba él, Don Juan, junto a tres o cuatro viejas decrépitas, el Gobernador Angeloz y un poeta de Buenos Aires de apellido Redondo, en un homenaje que le hacían por su centenario, en la Gobernación.
-Esta es la última foto que me han hecho hasta el momento -y se señala con el dedo en el papel prensa-. ¿Ve? También soy el único que está sonriendo, mezclado entre toda esa gente tan triste. Yo siempre soy el que se ríe en medio de la solemnidad… Ahí lo tiene, al truco…

Hernán Casciari - Lado B: Canciones lentas

13 de octubre de 2011

Before sunset


Let me sing you a waltz
Out of nowhere, out of my thoughts
Let me sing you a waltz
About this one night stand

You were for me that night
Everything I always dreamt of in life
But now you're gone
You are far gone
All the way to your island of rain

It was for you just a one night thing
But you were much more to me
Just so you know

I don't care what they say
I know what you meant for me that day
I just wanted another try
I just wanted another night

Even if it doesn't seem quite right
You meant for me much more
Than anyone I've met before

One single night with you little Jesse
Is worth a thousand with anybody

I have no bitterness my sweet
I'll never forget this one night thing
Even tomorrow another arms
My heart will stay yours until I die

Let me sing you a waltz
Out of nowhere, out of my blues
Let me sing you a waltz
About this lovely one night stand

 

8 de octubre de 2011

Carousel

For all you broken hearted lovers lost
Go find another one
Cause you know time won't wait and you'll be late
White rabbits on the run

It's hard to know what's good for you
I know she'll let you down
But the fever breaks when it's too much to take
So you can put your weapons down

And all you'll hear is the music
And beauty stands before you
And love comes back around again
It's a carousel, my friend

Never too late to change the pace
So all days creep up on you
But the goodness is something you don't have to chase
Cause it's following you

And all you'll hear is the music
And beauty stands before you
And love comes back around again
It's a carousel, my friend

Thought I heard your voice in the thunder
Is the owl casting spells that we're under
Thought I heard your voice in the thunder
Is the owl casting spells that we're under

And all I hear is the music
And beauty stands before me
And love comes back around again
It's a carousel, my friend

Time won't wait, so don't be late
White rabbits on the run

Vanessa Carlton


1 de octubre de 2011

La Confession


Je n’ai pas peur
de dire que je t’ai trahi
par pure paresse
par pure mélancolie
qu’entre toi
et le diable
j’ai choisi le plus
confortable
mais tout cela
n’est pas pourquoi
je me sens coupable
Mon cher ami

Je n’ai pas peur de dire
que tu me fais peur
avec ton espoir
et ton grand sens
de l’honneur
tu me donnes envie
de tout détruire
de t’arracher
le beau sourire
et même ça
n’est pas pourquoi
je me sens coupable
C’est ça le pire

Je me sens coupable
parce que j’ai l’habitude
c’est la seule chose
que je peux faire
avec une certaine
certitude
c’est rassurant
de penser
que je suis sûre
de ne pas me tromper
quand il s’agit
de la question
de ma grande culpabilité

Je n’ai pas peur
de dire que j’ai triché
j’ai mis le plus pur
de mes pensées
sur le marché
j’ai envie de laisser tomber
toute cette idée
de « vérité »
je garderais
pour me guider
plaisir et culpabilité

Lhasa de Sela

"Play" para escuchar:

Mis paraísos artificiales

... Por lo común, vivimos la vida con la sensación de que estamos viviendo una vida prestada, de que no es la nuestra. Y esto, independientemente de que sea una vida feliz o desgraciada. Y quizá más aún cuando la vida es feliz, o al menos triunfal. Porque tengo escrito en algún sitio que lo que le pasa a uno, los grandes amores y los grandes éxitos, nunca llegan al fondo, a ese niño expósito y con frío que seguimos siendo. El niño desde el fondo de uno, mira todo aquello atónito. No, eso no va conmigo, parece decirse. El niño triste y soñador, miedoso y solo, no se redime nunca.
El espectáculo más obsceno de la vida es ese hombre feliz, que está de acuerdo consigo mismo, triunfante en su fracaso, o fracasado -sin saberlo- en su triunfo. El que, como decía el otro, cada vez que se acuesta “cree que se está acostando Cervantes”. No, Cervantes no tuvo esa seguridad. Cervantes -cazador de ciervos según la etimología aproximada del apellido- llevaba en su alma temblorosos ciervos de duda y de huida. En verdad, somos extraños a nuestras vidas. No es sólo que las cosas sean decepcionantes, que el llegar o no llegar sea un camelo -eso se da por descontado-
La fama, la gloria y la popularidad son siempre un error, una farsa mal llevada. Pero es que, aparte de eso, no le conciernen nunca al interesado. Siempre parece que triunfan más los demás, en el sentido de que resultan, vistos desde afuera, más acordes con su destino. Tampoco sirve la realización de una vocación. El que hace las cosas, el que ama a las mujeres y escribe los libros es otro, un intruso. El niño triste y débil, sigue en su rincón con sol de la infancia, mirándolo todo atónito.
“Presentes sucesiones de difuntos” dice Quevedo que somos. Ahí le duele. Le duele que no nos transformamos, que no evolucionamos biográficamente, sino que nos acumulamos. Vamos sumando difuntos.
… Somos un cementerio andante. Ahí está el niño que fuimos, el adolescente en sombras, el joven maldito, el maduro desengañado, ahí estamos todos. No se muere de una vez, sino que se va muriendo por edades y llega una edad en que uno es un conclave de difuntos. Alguien ha hablado de que llevamos dentro “multitudes interiores”. Multitudes de muertos, sobre todo.
Muerto o vivo, el niño nos mira, nos ve desde adentro. Y nos sentimos contemplados por él y esto nos pone violentos, forzados, porque sabemos que le estamos traicionando, que le estamos falseando.
Baudelaire define al genio como la infancia recuperada. No hay otra definición. El genio creador dispone siempre de su infancia, la tiene ahí, viva, al alcance de la mano. En la vida es inevitable traicionar al niño que llevamos dentro, en al arte se le puede salvar, conservar. Por eso el arte es sagrado. Solo cuando hacemos arte, el niño está contento, vive, juega. Luego nos ponemos importantes, nos miramos a los espejos, nos cambiamos de corbata. -Oh Umbral…- Y ya lo hemos estropeado todo.
… La gente suele decir que la vida defrauda, que la vida engaña. Alguien escribió que el mundo no es tan mundo como parece. Yo creo que la vida, que tiene un espíritu burlón y que es irónica ante todo, no es que no nos da nada, sino que siempre nos da otra cosa y no lo que queríamos o esperábamos.
… Baudelaire quería ser académico y quedó como el patrón universal de la bohemia. Proust quería ser aristócrata y quedó como el enterrador de todas las aristocracias, como “una anarquía con buenos modales”, según se ha dicho de él. Yo no sé si esto es bueno o malo. En todo caso, ya digo, el espectáculo del hombre que ha llegado a donde quería llegar, que cuadra perfectamente consigo mismo, es un espectáculo obsceno, por falso o por falto de imaginación. Yo alguna vez he escrito que soy el que siempre quise ser. Eso fue por engañar al niño expósito de Marthe Robert y Sigmund Freud. Yo quería ser otra cosa -no sé bien qué-. A veces lo entreveo cuando cesa la lluvia o rompe el sol. ¿Qué iba a ser yo? ¿Quién iba a ser yo?
Me parece, que ya nunca lo sabré.


Nada tomo del tiempo que pasa con estruendo
como trenes de niebla o la guerra en rebaños,
nada tomo del mundo que gira ensombrecido
como manzana rota o voz atribulada.
Nada tomo del día, vestido por la lluvia,
sino que aquí tendido, erizado de muertos,
dejo pasar la música lívida de la sangre,
indiferente al año, indiferente a todo.
Porque soy un estanque de llanto ensimismado,
porque soy una tropa de dolor y de espadas,
porque soy el cadáver que ha estrenado un abrigo.

Nada tomo del hombre cuando arrecia la sombra
ni del aire acabado que imagina ciudades.
Sólo quiero que el pecho donde un niño me llama
no se quiebre de pronto con un golpe de viento.
Quiero que el hondo niño, deslumbrado y lejano,
viva en el relicario funeral de mi vida.

Francisco Umbral