28 de septiembre de 2013

Naturaleza

Un cuentito de Dal Masetto…
¿Por qué será que a veces nos cuesta tanto entender las cosas que nos dicen? ¿Será por amor o por estupidez?
Va por todas las Marías Jimenas que pasaron por mi vida… Ahora que lo pienso, creo que fueron demasiadas… Prometo lavarme las orejas más seguido.

Cuando hace unos meses el amigo Darío conoce a María Jimena y le sugiere que vivan juntos, ella pone cara de tristeza y dice:
-Mirá que yo soy mala.
Darío no hace caso de la advertencia e insiste con la propuesta. Finalmente María Jimena se muda a su departamento y durante unas semanas la vida parece sonreírles. Hasta que María Jimena desaparece un par de días. Cuando ella regresa llora mucho y no para de decir:
-Soy mala.
A partir de ahí las desapariciones de María Jimena se repiten con cierta periodicidad. Vuelve, llora y se acusa:
-Soy mala…
Darío es un hombre enamorado y cuando se permite algún reproche lo desliza con delicadeza, tratando de no herir a María Jimena. Pero sufre, es obvio.
Después se entera que el candidato que le roba a María Jimena nunca es el mismo, siempre se trata de un hombre diferente. Darío no sabe si este detalle debería producirle alivio o hacerlo sentir todavía más desgraciado.
Para colmo descubre que María Jimena le sustrajo algunos cheques y le falsificó la firma. También le ha estado usando la tarjeta para extraer dinero de dos cajas de ahorro. Las extracciones coinciden con las fechas de sus fugas. Cada vez que María Jimena regresa compungida y Darío le hace una pequeña escena de celos y le pregunta por qué actúa de esa manera, ella siempre contesta lo mismo: que no puede evitarlo, que está en su naturaleza, que es una mala persona.

Acá es donde Darío me llama, tomamos un café y me pone al tanto de los pormenores.
-Ella insiste en que es mala, pero yo estoy seguro que es más buena que el pan, quiero saber tu opinión. Me dice.
-Es posible que ella sea buena y actúe como mala, porque no sabe que es buena. Le digo.
-¿Y cómo hay que hacer para que se entere? Pregunta Darío.
-Ese es el problema. Pensemos juntos.
El que piensa es él. 
-Creo que ya lo tengo. Dice.

Me explica. A partir de ahora nada de escenas de celos, nada de investigaciones, nada de exigencias y mucho menos de acusaciones. Pondré la cuenta corriente, las cajas de ahorro e incluso los plazos fijos a nombre de ambos. Será una forma de obligar a María Jimena a enfrentarse solita y sola con las consecuencias de sus actos, de que se haga cargo de sí misma y por ese camino, al fin, se entere de quien es y descubra su verdadera esencia. Por lo tanto, absoluta libertad de acción y en consecuencia también absoluta responsabilidad para María Jimena.
Darío pone en práctica su plan. Cuando María Jimena se entera pregunta:
-¿Por qué hiciste eso?
Entonces Darío, mirándola a los ojos con firmeza, le expone prolijamente la teoría de la mujer buena que se cree mala. La jugada causa su impacto y en los días siguientes María Jimena se pasea como sonámbula por el departamento repitiendo una y otra vez:
-Soy buena, soy buena, soy buena…
Al parecer está encantada con la flamante personalidad que se le acaba de revelar. La situación sigue así hasta que María Jimena se esfuma una vez más. Darío comprueba que ella se llevó todo el dinero de la cuenta corriente, de las cajas de ahorro y de los plazos fijos. Durante un tiempo él espera que, esté donde esté, la verdadera naturaleza de María Jimena se imponga sobre su falsa maldad, y ella regrese y se arroje en sus brazos.

Después de un tiempo me enteré que Darío recibió una postal desde Río de Janeiro. La postal era una toma nocturna de la bahía, con el Cristo Redentor iluminado al fondo. En la postal María Jimena sólo escribió: “Soy una chica mala, muy mala”.

Naturaleza - El padre y otras historias - Antonio Dal Masetto 

22 de septiembre de 2013

¡Feliz primavera!

Según los cálculos astronómicos, el equinoccio de primavera en el hemisferio sur ocurrió hace unos minutos, a las 17:44 exactamente. Me quedé mirando fijo el reloj, esperando la hora señalada… Y nada... (Se ve que no tengo mucho que hacer) No pasó nada, no sentí nada, ni siquiera una cosquilla…
Por definición: “el equinoccio de primavera corresponde al momento en que los polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol, por lo que la luz solar es igual en ambos hemisferios, y las horas de luz son iguales a las horas de oscuridad”
Pensé que eso sería importante: Que las horas de luz sean iguales a las horas de oscuridad parece importante. Pero no… Parece que no… No pasó nada…
Estoy delirando. No cambio más, estoy cada vez más igual, ya no sé que hacer conmigo... Se aceptan sugerencias…