10 de mayo de 2013

Los miedos olvidados



Casi siempre las cosas suceden de forma bien diferente a como las hemos anticipado; es por esto que de nada sirve ensayar de antemano una conversación, o una actitud, o incluso el modo de comunicar a alguien una decisión que juzgamos irrevocable…

…Y no deja de ser curioso que, no obstante, nos sigamos empeñando en vivir la vida de antemano, en imaginar, presentir y suponer; en idear una y mil maneras de colocar sobre el tablero de la vida las piezas que harán, de situaciones casi totalmente imprevisibles, otras situaciones diferentes, parecidas a como queremos que sean, o como creemos que deberían ser. Se debe tal vez ello a la tenaz persistencia del hombre en creer, contra toda esperanza, que es él en última instancia el dueño y señor de su destino; que el libre albedrío es un regalo o un don y no un castigo, y que está en su mano disponer las reglas según las cuales se van a regir las diferentes etapas de su vida. Y aunque si bien es cierto que las grandes decisiones sí las tomamos nosotros, todas aquellas otras decisiones más pequeñas que en su infinita continuidad nos han ido llevando a ellas, y a las que casi no prestamos atención, son obra en su mayor parte de cosas o personas que nos son ajenas, sobre las que no tenemos el menor dominio, y cuyo comportamiento nos resulta imposible tanto preveer como modificar. 

Verónica Fernández Muro - Los miedos olvidados

7 de mayo de 2013

Between the bars


Lhasa de Sela y Patrick Watson.
Cantando “Between the bars”, de Elliott Smith.
Es como dice uno de los comentarios que alguien dejó en el video: 
“fuck, this is beautiful”…


1 de mayo de 2013

Cerrado por melancolía


A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura. Este libro no es más que una forma de organización o entendimiento de mi historia personal…
…De ese entendimiento, de esa melancolía (para el caso es lo mismo), nació este libro. Pero sólo el tiempo con sus mudanzas dirá si permanece.
De cualquier forma quien abra este libro se encontrará con que está dedicado a mi analista. Quizás, como el loco aquel, yo también podría escribir: “No me cure la locura, doctor, es lo único que tengo”.

Isidoro Blaisten - Cerrado por melancolía