"Un espejo no improvisa, no se toma libertades.
Un espejo copia, imita, se enamora de su modelo y eso es todo"
En realidad es muy simple, sólo pienso en mí. Todo lo que me interesa en este mundo, está de algún modo relacionado, más o menos íntimamente conmigo. Adoro empezar las oraciones con la palabra YO. YO es como un exquisito postre, lo saboreo lentamente, consintiendo a mi paladar, a mi lengua…
Lo que me interesó de esta mujer, fue su parecido físico conmigo, me vi en ella como un espejo humano que se mueve, habla, me sigue. Que fascinante fue reconocer mi rostro sobre el cuerpo de una mujer. Inmediatamente, me enamoré de mí…
Me llevé bien conmigo, bueno, hasta el accidente…
El YO ya no servía, excepto para decir: YO tengo mucho dolor. El dolor me superaba y ocupaba todo el lugar, en el accidente perdí la mitad de mi rostro... Finalmente el dolor desapareció…
El YO volvió a ocupar su lugar habitual en mi boca: YO tengo calor, YO tengo hambre, YO estoy cansado, YO estoy bien. Todo había vuelto a la normalidad y sin embargo no todo estaba bien, ya no podía vivir así conmigo. En realidad es muy simple, su suave rostro observándome, aunque ya no se veía como el mío, se parecía tan poco a mí que comencé a odiarla. Un espejo no improvisa, no se toma libertades. Un espejo copia, imita, se enamora de su modelo y eso es todo.
En cualquier caso, en realidad es muy simple, después de eso, volví a enamorarme de mí mismo inmediatamente…
Alain Gagnol - Jean Loup Felicioli