25 de abril de 2012

Galeano


No hay mucho que agregar, cuando se trata de Galeano. Pero me quedé pensando en algunas situaciones, en las que me apresuré a condenar las actitudes de algunas personas. Tal vez era yo el que no entendía… 


Uno tiene que tener mucho cuidado, al juzgar las cosas, o creer que entiende otras realidades. La primera vez que fui a Suecia, hace ya unos cuantos años, me tomé un taxi en Estocolmo, era un día de mucho frío por supuesto, como casi siempre. Y a la hora de pagar, el taxista abre la puerta, se baja del taxi y me abre la puerta a mí para que yo baje, y me cobra en la vereda.
Y me cayó muy mal eso. Y me dije ¿Cómo en un gobierno del partido socialista hay estos actos de servidumbre, qué es esta cosa tan chocante?
Entonces se lo comenté a mis amigos suecos, gente que ya conocía de otros andares por el mundo, y les dije: esto que me ha sucedido con el taxi me ha chocado mucho.
Y todos se empezaron a reír. Es todo lo contrario a lo que te estás imaginando, me dijeron. Esto es producto, de una ley socialista de protección a los trabajadores del taxi, para obligarlos a moverse. Porque en este asunto de abrir la puerta y cobrar afuera, se mueven, y al moverse la sangre circula, y al circular la sangre se reducen muchísimo las enfermedades -musculares, reumáticas- que son comunes en el oficio del taxista. O sea que yo había leído al revés. Y había leído al revés, porque me había apresurado a condenar algo que no entendía.

Eduardo Galeano

1 comentario:

  1. Creo que lo peor de no entender es hacer suposiciones cuando uno no puede sacarse las dudas. Y así nos maquinamos (yo, por lo menos).
    ¿Qué me recomendás de Galeano?
    Hola, volví :)

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