No hay mucho que agregar, cuando se trata de Galeano. Pero
me quedé pensando en algunas situaciones, en las que me apresuré a condenar las
actitudes de algunas personas. Tal vez era yo el que no entendía…
Uno tiene que tener mucho cuidado, al juzgar las cosas, o
creer que entiende otras realidades. La primera vez que fui a Suecia, hace ya
unos cuantos años, me tomé un taxi en Estocolmo, era un día de mucho frío por
supuesto, como casi siempre. Y a la hora de pagar, el taxista abre la puerta,
se baja del taxi y me abre la puerta a mí para que yo baje, y me cobra en la
vereda.
Y me cayó muy mal eso. Y me dije ¿Cómo en un gobierno del
partido socialista hay estos actos de servidumbre, qué es esta cosa tan
chocante?
Entonces se lo comenté a mis amigos suecos, gente que ya
conocía de otros andares por el mundo, y les dije: esto que me ha sucedido con
el taxi me ha chocado mucho.
Y todos se empezaron a reír. Es todo lo contrario a lo que
te estás imaginando, me dijeron. Esto es producto, de una ley socialista de
protección a los trabajadores del taxi, para obligarlos a moverse. Porque en
este asunto de abrir la puerta y cobrar afuera, se mueven, y al moverse la
sangre circula, y al circular la sangre se reducen muchísimo las enfermedades -musculares,
reumáticas- que son comunes en el oficio del taxista. O sea que yo había leído
al revés. Y había leído al revés, porque me había apresurado a condenar algo
que no entendía.
Eduardo Galeano
Creo que lo peor de no entender es hacer suposiciones cuando uno no puede sacarse las dudas. Y así nos maquinamos (yo, por lo menos).
ResponderEliminar¿Qué me recomendás de Galeano?
Hola, volví :)